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niños, perros y gatos

Niñ@s y animales en casa: la armonía es sencilla con unas pautas adecuadas a tiempo

Niños/as, perros y gatos pueden ser una gran combinación en el hogar, pues la evidencia respalda los beneficios emocionales y físicos que esta relación puede aportar. Por citar uno de los muchos estudios, según la AMVAC (Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía), la compañía de un animal contribuye en el desarrollo educativo y social en la infancia, haciendo asumir responsabilidades y aprender valores como el respeto por los demás. Todo ello redunda en un aumento de la autoestima y mayor integración en la familia.

No obstante, la convivencia entre niños y peludos implica una labor educativa previa y una supervisión continua por parte de los adultos. Maria Garrido Lázaro, experta en etología veterinaria, subraya que el respeto es el cimiento fundamental para una convivencia armoniosa entre niños y animales. Enseñar a los más pequeños el respeto hacia los perros y gatos (y animales, en general) es esencial para garantizar el bienestar físico y emocional de todos los miembros de la familia.

La llegada de un nuevo miembro a la familia: cómo prepararse

Uno de los momentos clave para garantizar la armonía en un hogar multiespecie es la llegada del nuevo miembro. Las situaciones pueden ser muy diferentes, por lo que enumeramos solo algunas de las más comunes.

Preparar a nuestros perros y gatos para la llegada de un bebé

La llegada de un bebé es uno de los momentos más emocionantes en la vida de cualquier persona. Sin embargo, si ya convives con animales, la llegada de este nuevo miembro de la familia puede ser una fuente de estrés para ellos. 

En este caso, es importante que prepares a tus animales antes de la llegada del bebé. Puede ser de gran ayuda reproducir grabaciones de sonidos de bebé para introducir estos estímulos de forma gradual. También es importante, tanto para perros como para gatos, acostumbrarles a nuevos hábitos. Es cierto que cuando el bebé esté en casa habrá situaciones imprevisibles que tendrás que gestionar en el momento, pero hay actividades que sí puedes empezar a hacer. Por ejemplo, los paseos con tu perr@s. Ya puedes empezar a pasear con tu perro con el carrito del bebé vacío.

Las terapias naturales pueden ser de gran ayuda para asegurar el bienestar emocional de tus compañeros peludos. Por ejemplo, las Flores de Bach, administradas antes y una vez llegado el recién nacido a casa, les pueden ayudar a adaptarse más rápido a la nueva situación. 

Por su parte,  la aromaterapia, basada en aceites esenciales, o algunos calmantes naturales vía oral, les relajarán cuando sientan emociones como el miedo o la ansiedad que les puede producir la llegada del bebé.

Preparar a nuestros pequeños para la llegada de un peludo

Si habéis decidido que queréis ampliar la familia adoptando a un perro o a un gato es esencial que exista un consenso familiar. La llegada de un animal supone una responsabilidad para todos los miembros de la casa y, en el momento en el que tengan edad para poder expresar su opinión, los niños deberían tener voz y voto en esta decisión.

Antes de la llegada del peludo es necesario comunicar a los más pequeños la importancia del respeto. Comprender que un animal no es un juguete y respetar sus necesidades es el primer punto para garantizar una convivencia feliz para todos los miembros de la casa. Tal y como afirma Maria Garrido Lázaro, los menores de entre 1 y 5 años suelen actuar por imitación, por lo que cuidar nuestras interacciones con los perros y gatos es crucial para asegurar el respeto entre especies. 

Comprender las necesidades de niños, perros y gatos

Comprender las necesidades de todos los miembros de la familia se convierte en la columna vertebral de un hogar armonioso. Los infantes deben comprender e identificar las necesidades de los peludos.

Los perros y gatos tienen necesidades específicas derivadas de su naturaleza animal. Desde la necesidad de ejercicio regular hasta determinado tiempo de tranquilidad y sueño. En este sentido, hay que recordar que los perros y gatos duermen entre 12 y 14 horas al día, más cuando son cachorros. 

Comprender estas demandas es esencial para proporcionar un entorno enriquecedor, y enseñar a los pequeños a comprenderlas se convierte en esencial para que también puedan respetarlas. Una educación basada en el respeto hacia los animales facilita que los niños reconozcan cuando un perro o gato necesita su espacio y, al mismo tiempo, permite a los animales entender las señales de los pequeños humanos. 

Los niños, con su energía desbordante y curiosidad infinita, requieren un entorno que fomente su desarrollo físico, emocional y cognitivo. Esto implica espacios seguros para explorar, estimulación educativa y, sobre todo, conexiones afectivas sólidas. Enseñar a los niños el respeto hacia los animales desde temprana edad no solo promueve un ambiente armonioso en casa, sino que también cultiva valores esenciales como la empatía y la responsabilidad.

Todo esto, supone tiempo y dedicación por parte de los padres o tutores adultos, ¡pero vale la pena!

Rutinas y límites claros para una convivencia feliz

Los peludos, al igual que los niños, se benefician de rutinas y límites claros. Establecer horarios de alimentación, momentos de juego y períodos de descanso ayuda a crear un entorno predecible y seguro para todos. 

Tanto animales como niños se ven beneficiados por estas rutinas y hábitos, ya que les ayudan a potenciar la sensación de seguridad. Saber cuándo es la hora de comer, jugar o descansar reduce la ansiedad y el estrés, promoviendo su bienestar emocional. Además, una rutina bien establecida también ayuda a prevenir problemas de comportamiento en peludos. Cuando los animales saben qué esperar, son menos propensos a desarrollar ansiedad por separación, agresividad u otros problemas conductuales.

Cuando establezcas rutinas, ten en cuenta la calidad de las actividades y no te olvides de los momentos de ejercicio, juegos mentales y descanso tanto para niños como para perros y gatos. Estos momentos contribuyen a su salud física y mental, fomentando el estado de bienestar y su felicidad. 

Por otro lado, hacer partícipes a los más pequeños de las rutinas de cuidados de los peludos les ayudará a asumir responsabilidades, fomentando, además, el vínculo entre ambos. Recuerda, eso sí, que las responsabilidades que se atribuyan al menor deben ir acorde con su edad y sus capacidades. 

Interacciones supervisadas: niños y perros y gatos

En el hogar donde conviven niños y peludos, la supervisión continua es un pilar fundamental para fomentar relaciones saludables. Estas interacciones, especialmente en sus fases iniciales, requieren la guía atenta de los adultos para prevenir malentendidos y situaciones estresantes tanto para los pequeños como para los animales.

La vigilancia activa facilita la creación de un entorno seguro. Además de la implementación de rutinas, la supervisión constante permite a los adultos intervenir de manera oportuna para corregir comportamientos inapropiados y reforzar aquellos que promueven una relación positiva. Estos momentos de supervisión sirven para enseñar a los niños sobre cómo tocar, jugar y relacionarse de manera segura con perros y gatos, y a comprender su forma de comunicarse y expresar sus necesidades.

niños, perros y gatos
Thai y Candela, del proyecto “Estoy con Thai”
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