La epilepsia es un trastorno neurológico relativamente frecuente en perros, entre 0,60% y 0,75%, y, aunque menos común, también se diagnostica en gatos. En el caso de los gatos, las convulsiones pueden ser más sutiles y difíciles de reconocer, pero también incluyen síntomas como salivación, movimientos faciales anormales, comportamiento inusual y pérdida de control muscular.
En cualquier caso, presenciar una crisis convulsiva en nuestro perro o gato genera lógicamente mucha angustia. Sin embargo, comprender qué le está sucediendo y cómo abordarlo con un enfoque de veterinaria integrativa marca la diferencia entre vivir con miedo o adoptar una actitud más equilibrada basda en la prevención y el control.
¿Qué es la epilepsia y por qué se produce?
Una definición de epilepsia sería la aparición de dos o más crisis convulsivas no provocadas, separadas al menos por 24 horas. A nivel fisiopatológico, se trata de descargas eléctricas anómalas y sincronizadas en el cerebro que alteran la función neuronal. Las causas se clasifican en:
- Epilepsia idiopática (la más común en perros jóvenes): existe predisposición genética y el examen neurológico, la resonancia y las analíticas suelen ser normales.
- Epilepsia estructural: secundarias a tumores, traumatismos, malformaciones congénitas, encefalitis o infartos cerebrales.
- Epilepsia reactiva: crisis provocadas por alteraciones metabólicas (hipoglucemia, insuficiencia hepática, intoxicaciones).
Independientemente del origen, se ha comprobado un denominador común: inflamación neuroglial y estrés oxidativo. Cuando la microglía se activa de forma crónica libera citocinas proinflamatorias (IL‑1β, TNF‑α) que facilitan la hiperexcitabilidad neuronal. Al mismo tiempo, la producción excesiva de especies reactivas de oxígeno daña membranas celulares y receptores, perpetuando el círculo vicioso.
La importancia de un buen diagnóstico
Tras presenciar convulsiones en nuestro perro o gato, es imprescindible que un veterinari@ integrativ@ o un especialista en neurología veterinaria confirme el tipo de epilepsia generalmente mediante:
- Historia clínica detallada y vídeos de los episodios.
- Análisis sanguíneo completo y perfil hepático‑renal.
- Resonancia magnética o tomografía computarizada cuando se sospecha lesión estructural.
- Punción de líquido cefalorraquídeo si hay signos de infección o inflamación del sistema nervioso central.
También hay que tener en cuenta los factores ambientales y emocionales de la epilepsia como apunta la veterinaria integrativa Sonia de Bizcarra de Homyvet: “La epilepsia suele darse en familias nerviosas, estresadas… Hay un claro componente emocional que también hay que trabajar, además de lo neurológico. Y mientras se trabaja, es esencial conocer qué alimentos y suplementos predisponen a tener más ataques”.
En cualquier caso, con un completo diagnóstico en la mano, el paso siguiente es individualizar el plan terapéutico: y valorar: fármacos antiepilépticos, ajustes dietéticos y apoyo fitoterapéutico o nutracéutico.
Bases de un enfoque integrativo
Si nuestro perro o gato sufre epilepsia, un objetivo básico es tratar de que los episodios epilépticos sean cada vez más cortos y espaciados. La medicación puede ser necesaria, pero a largo plazo puede conllevar efectos secundarios, por lo que un enfoque veterinario integrativo es muy recomendable. En este sentido, ciertas plantas medicinales y terapias naturales como la acupuntura son de gran ayuda en la mayoría de los casos.
El aceite de CBD y plantas medicinales con efectos relajantes como la melisa, la valeriana, la manzanilla o la tila ayudan a calmar el sistema nervioso. Por su parte, la cúrcuma o el resveratrol aportan un plus antiinflamatorio que “apaga fuegos” en el cerebro y rebaja ese fondo de irritación que favorece las convulsiones.
A esta ecuación que siempre debe ser ajustada en cada caso por el profesional veterinario, se une la acupuntura veterinaria. Al colocar pequeñas agujas en puntos clave —Baihui, Shenmen…— se estimula la liberación de neurotransmisores que tranquilizan, regulan el dolor y mejoran la circulación cerebral. Un ciclo de varias sesiones, primero semanal y luego de mantenimiento, suele traducirse en menos ataques y en animales que se recuperan antes cuando alguno se escapa.
Como resume la veterinaria integrativa Carmen Naval: “Para establecer un enfoque nutricional a un animal con epilepsia, hay que saber qué existe de base un problema inflamatorio y de estrés oxidativo. Si es posible, darle una dieta cetogénica, es decir, baja en carbohidratos, evitando los de alta carga glucémica, ya que son proinflamatorios, y alta en grasas optimizando el uso de MCTs (trigliceridos de cadena media) que son neuroprotectores”.
Carmen Naval añade: “También son convenientes suplementos con propiedades antiflamatorias como DHA/EPA, curcumina, antioxidantes como el Zn, Se, Mn, vit. C, vit.E, vit. Grupo B, resveratrol y neuroprotectores como la L-teanina y PEA. Asimismo, par la epilepsia son idóneas sustancias con efecto relajante como el CBD y en fitoterapia, plantas como la melisa, la valeriana, la tila y la manzanilla”.
En la práctica, esto significa plantear un menú bajo en harinas y azúcares, reforzarlo con Omega 3, curcumina, antioxidantes y CBD, y confiar en las manos expertas de un veterinari@ especializad@ en acupuntura. Con estos pilares, el tratamiento se vuelve más completo, más respetuoso con el organismo y, sobre todo, ofrece a nuestras familias de cuatro patas la oportunidad de disfrutar del día a día sin el miedo constante a la próxima crisis.
Tratamiento farmacológico convencional para epilepsia en perros y gatos
En la práctica clínica, los fármacos que más se usan para frenar las convulsiones son: fenobarbital, bromuro de potasio, imepitoína y, cada vez más, levetiracetam. Todos ellos “bajan el volumen” de la actividad eléctrica del cerebro y con eso logran espaciar las crisis. Sin embargo, todos ellos, en mayor o menor medida, tienen efectos secundarios, a corto o largo plazo, por lo que una estrategia veterinaria equilibrada en cuanto a la dosificación de los medicamentos junto con terapias naturales, cambios de dieta, fitoterapia y suplementación suele ser lo más efectivo.
Acupuntura para el tratamiento de epilepsia en perros y gatos
Cuando los antiepilépticos provocan somnolencia, descoordinación o sobrecarga hepática — o, simplemente, el animal no los tolera — muchas familias empiezan a explorar alternativas que ayuden sin añadir más lastre al organismo. En realidad, la acupuntura no es solo un “plan B”: es un auténtico aliado frente a la epilepsia, utilizable tanto en convivientes que siguen con sus fármacos como en aquellos que necesitan un enfoque más suave.
Eso sí, hablamos siempre de acupuntura veterinaria: debe realizarla una profesional integrativa con formación específica en esta técnica y en neurología funcional. Solo así se aseguran la correcta elección de puntos, la profundidad de la aguja y la adaptación del protocolo a cada historia clínica.
El procedimiento, bien aplicado, es poco invasivo: agujas muy finas en tres zonas clave (coronilla, muñeca y entrecejo). Ese estímulo suave activa la liberación natural de endorfinas y el “modo relax” del sistema nervioso, de modo que las neuronas se mantienen más estables y las convulsiones se espacian. Al bajar la excitabilidad cerebral, también se reduce el umbral de estrés que a menudo dispara una crisis. El resultado práctico suele ser un descanso de mayor calidad y la posibilidad de mantener — o incluso reducir — la dosis de medicación sin perder control.
Fitocannabinoides (CBD) y otros relajantes naturales
Otra herramienta natural muy útil para espaciar las crisis epilépticas combina el aceite de CBD con varias plantas relajantes: melisa, valeriana, tila, manzanilla, pasiflora y lúpulo. El CBD actúa directamente sobre los receptores que regulan la inflamación y la actividad eléctrica del cerebro, mientras que estas hierbas ayudan a desinflar el estrés diario, suavizan la tensión emocional y favorecen un sueño profundo y reparador.
La buena noticia es que puedes integrarlas fácilmente en la rutina de tu pelud@: en forma de gotas, infusiones frescas, cápsulas o snacks funcionales. Son compatibles con la medicación prescrita por la veterinaria integrativa y aportan una capa extra de protección sin cargar más el organismo. Con esta combinación de CBD y fitoterapia damos un paso adelante para que perros y gatos vivan con menos sobresaltos y disfruten de un día a día mucho más tranquilo.
Ácidos grasos Omega‑3 (EPA/DHA)
Cuando las neuronas están bien nutridas con Omega 3 —sobre todo con DHA y su compañero EPA— sus membranas se vuelven más flexibles y se “inflaman” mucho menos. Esa calma bioquímica se traduce en menos terreno abonado para que aparezcan convulsiones. De hecho, un repaso de varios estudios con perros epilépticos comprobó que suplementar adecuadamente con DHA reduce de forma notable la frecuencia de las crisis.
Si quieres probar esta vía, en Herbolario para animales tienes DHA Pet Support en perlas de 400 mg y 1000 mg, avaladas por el sello IFOS que garantiza pureza y ausencia de metales pesados. Para saber más sobre cómo funcionan los Omega 3 en perros y gatos, puedes echar un vistazo a nuestro artículo en AnimalEco “Qué son los omegas y cómo benefician a perros y gatos”, donde explicamos con detalle sus ventajas para el corazón, la piel y, por supuesto, la salud neurológica.
Dieta cetogénica: menos azúcar, más grasa buena para calmar el cerebro
Hace casi cien años que los neurólogos humanos usan la dieta cetogénica para reducir las crisis, y la buena noticia es que en perros está dando frutos parecidos. La clave es cambiar la gasolina del cerebro: en lugar de vivir enganchado a la glucosa, pasa a quemar pequeñas moléculas llamadas cuerpos cetónicos, mucho más estables y menos inflamatorias. Con ese cambio de combustible las neuronas pierden ímpetu y resulta más difícil que se dispare una convulsión.
Llevar la dieta a la práctica no consiste solo en quitar pienso y dar bacon: hay que bajar de verdad los carbohidratos, subir las grasas de calidad y cuadrar vitaminas y minerales. Por eso aconsejamos reservar una consulta de dieta natural con nuestras veterinarias integrativas colaboradoras. Ellas revisan la analítica, afinan la proporción de omega‑3 y omega‑6 y diseñan menús adecuados para cada perro o gato.
Antiinflamatorios, antioxidantes y “escudos” para el cerebro ‑ versión fácil de entender
Cuando hablamos de epilepsia, no vale con frenar las convulsiones, también necesitamos bajar la inflamación silenciosa que las sostiene y proteger a las neuronas del desgaste diario. Aquí van cuatro grupos de ayudas naturales:
¿Para qué sirve? | Qué le da esa ayuda | Dónde lo encuentras |
Apagar la inflamación que recorre todo el cuerpo | Omega 3 EPA/DHA (aceites de pescado limpios) y curcumina (el activo de la cúrcuma en formato fácil de absorber) | DHA Pet Support |
Blindar sus células contra los radicales libres | Minerales antioxidantes (zinc, selenio, manganeso) y vitaminas C, E y grupo B, más resveratrol (el de la piel de la uva) | Antioxidante Calapo Perros – Antioxidante Calapo Gatos |
Cubrir micro‑deficiencias que pasan factura al sistema nervioso | Oligoelementos como cobre, hierro, yodo, magnesio y calcio marino | Multivitaminas BIO |
Mantener a las neuronas en “modo zen” | L‑teanina (del té verde), PEA y taurina | Kalmaid |
¿Por qué funcionan?
- Curcumina: la cúrcuma “anima” al organismo a fabricar más proteína BDNF, que cuida las neuronas, y a la vez frena un “interruptor” llamado NF‑κB, responsable de muchos incendios celulares.
- Resveratrol: es un entrenador de gimnasio para las mitocondrias, las pilas de cada célula. Activa la proteína SIRT1 y con ello nacen mitocondrias nuevas que gastan la energía de forma limpia, sin generar tantos residuos oxidantes.
L‑teanina: este aminoácido, famoso en el té verde, ayuda a fabricar más GABA, el mensajero químico que dice al cerebro: “relájate, todo está bien”. Al subir GABA, baja el exceso de chispazos neuronales que puede desembocar en convulsiones.
Preguntas frecuentes sobre epilepsia en perros y gatos
¿Puedo retirar los antiepilépticos si mi perro mejora con la dieta y los suplementos?
No se recomienda suspenderlos sin autorización veterinaria. El objetivo es reducir la frecuencia de crisis y, si el neurólogo lo considera, ajustar gradualmente la dosis.
¿Cómo sé si un temblor aislado es una crisis epiléptica o un espasmo por dolor o miedo? Graba el episodio con el móvil y anota cuánto dura, si pierde el conocimiento, si hay rigidez o movimientos en remo y cómo se recupera después. Con esa información el veterinari@ puede diferenciar una convulsión verdadera de un espasmo muscular o de una descarga de pánico.
¿La acupuntura es segura si mi compañero ya toma fenobarbital o bromuro?
Sí. Las agujas no interfieren con los fármacos porque su acción es neuromoduladora y antiinflamatoria. Eso sí, debe aplicarlas un profesional formada en acupuntura veterinaria, adaptando la frecuencia de las sesiones según cada caso.
¿Cuánto tardan en notarse los efectos del aceite de CBD?
En la mayoría de los casos hay cambios en la frecuencia o intensidad de las crisis entre dos y cuatro semanas, pero cada animal es diferente. Eso sí, empieza siempre con la dosis más baja (1 mg/kg) y sube de forma gradual bajo orientación profesional para evitar somnolencia o diarrea.
¿Puedo dar L‑teanina o PEA junto con CBD?
Sí, actúan por vías distintas y suelen potenciarse. La L‑teanina fomenta la síntesis de GABA (tranquiliza), mientras que el CBD trabaja sobre receptores endocannabinoides. Solo respeta las dosis recomendadas en el envase Kalmaid y separa las tomas de CBD y PEA unas horas si tu perro o gato tienen el estómago sensible.
¿Hay elementos que pueden reducir las crisis?
Los más comunes son luces estroboscópicas (juguetes LED, cámaras con flash), ruidos metálicos repentinos, calor excesivo y ayunos largos. Mantén rutinas estables de descanso y ejercicio, ofrece agua fresca constante y evita juegos muy intensos en días de calor para no sobreexcitar al sistema nervioso. Además, revisa cómo os encontráis emocionalmente los miembros del hogar y si no tendríais que introducir rutinas más relajantes.
¿Qué hago si la crisis dura más de cinco minutos?
Esto se llama estatus epiléptico y es una urgencia. Coloca a tu perro o gato sobre una superficie segura y llévalo al veterinario en cuanto recupere la movilidad.
¿La dieta cetogénica es para toda la vida?
Depende de cómo evolucione el cuadro. Muchos perros la mantienen sin problemas durante años, pero otros alternan periodos cetogénicos con dietas bajas en carbohidratos menos estrictas para no perder masa muscular. Los profesionales veterinarios revisan analíticas y ajustarán grasas e hidratos según la etapa vital de cada animal.