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Tu perro o gato se ha hecho mayor: ¿sabes cómo cuidarle?

Tu peludín se ha hecho mayor. Es duro reconocerlo, pero es así. Aunque en esencia sigue siendo el mismo, le notas algo más perezoso, con menos energía, más “maniático”… Asúmelo, si supera los diez años, ha entrado en lo que en los humanos llamamos Tercera Edad. Pero más que lamentarte, lo que te recomendamos es disfrutar de su compañía al máximo y variar un poco sus cuidados, ya que sus necesidades también han variado. Un etólogo canino o felino te podrá explicar con detalle los cambios por lo que atraviesa y si es necesario cambiar algunas pautas. Por nuestra parte, te recomendamos:

  1. Revisar su alimentación
  2. Evitar que aumente de peso
  3. Reforzar su estado físico con suplementos naturales
  4. Aliviar sus dolencias con Acupuntura
  5. Prestar atención a su equilibrio emocional
  6. Ajustar su actividad física

1. Revisar su alimentación

Ahora más que nunca tu perro o gato necesita una alimentación natural, libre de aditivos artificiales y basada en ingredientes de calidad (aptos para consumo humano). Ya sabéis que como primera opción recomendamos la dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food o Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada en español), pero también la alimentación procesada húmeda o deshidratada ecológica son buenas alternativas. Si recurrís al pienso, no lo hagáis, por favor, como única opción (podéis alternar una comida con pienso y otra húmeda) y, de nuevo, que sea un pienso de calidad, ecológico y con los ingredientes que requiere vuestro perro o gato en esta etapa. Si necesitáis una consulta de nutrición individualizada, podéis reservarla aquí.

2. Evitar que aumente de peso

Aunque tu perro o gato te miren con cara de pena, pidiendo más comida, ¡resiste! Es por su bien, ya que la obesidad le puede causas graves problemas de salud. En los gatos, es muy evidente y suelen terminar sufriendo problemas renales.

Piensa que su metabolismo se ralentiza con la edad. Además, si su actividad física se ha reducido, deberás también reducir su ingesta calórica.

3. Reforzar su estado físico con suplementos naturales

En los animales senior, por lo general, es especialmente importante reforzar las funciones cerebrales y las de las articulaciones. Para ello, algunos suplementos nutricionales naturales recomendados son:

Ácidos grasos Omega-3 (EPA y DHA), por su efecto antiinflamatorio (beneficioso cuando sufren osteoartrosis) y también para ayudar a la función cerebral.

Glucosamina y condroitina para proteger el cartílago articular

Probióticos, tanto para mejorar la digestión como para reforzar las defensas del organismo, el sistema inmune.

Hongos medicinales: el betaglucano de hongos como el reishi, shiitake o maitake tiene propiedades inmunomoduladoras y antitumorales.

4. Aliviar sus dolencias con Acupuntura

La acupuntura es una terapia natural milenaria que es beneficiosa para multitud de dolencias. Su aplicación más extendida es para disminuir el dolor dolor muscular causado por la displasia o la osteoatris, pero también puede mejorar enfermedades como la epilepsia o mielopatía degenerativa. Y, por supuesto, a nivel preventivo, refuerza el bienestar general del animal.

5. Prestar atención a su equilibrio emocional

Tanto en la vejez como en cualquier otra etapa, hay que prestar atención al equilibrio emocional de nuestros animales. Existen numerosas terapias naturales que les pueden ayudar a superar traumas o adaptarse a cambios: flores de Bach, aromaterapia, reiki, etc. No infravalores la importancia de las emociones porque cada vez es más obvio que influyen a corto o largo plazo en la salud física.

6. Ajustar su actividad física

El sedentarismo no es bueno tampoco para tu perro o gato, por eso, debes animarle a realizar un ejercicio regular para mantener en buen estado las articulaciones y los músculos, y evitar el sobrepeso. Además, los paseos o las actividades en casa fomentan la estimulación mental. Eso sí, tampoco te excedas y fuerces, por ejemplo, a tu perro a caminatas extenuantes para las que ya no está preparado ni física ni mentalmente. La clave está en recordar que el paseo es para tu perro, no para ti 😉 Si quiere ir despacio, olfatear… ¡déjale que lo haga y disfrute! 

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