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Blog Animal Eco

El blog de tu herbolario para animales
Helena Bat, etóloga canina y felina

“Es muy importante saber qué necesidades y motivaciones tienen los animales más allá de las evidentes”, Helena Bat, etóloga

La mitad de españoles conviven con animales en el hogar y ocho de cada diez los considera parte de la familia según un reciente estudio de las ferias Iberzoo + Propet. Sin embargo, solo hace falta ver la cantidad de perros y gatos (por citar los animales “de compañía” más frecuentes) que abarrotan Centros de Protección Animal municipales y refugios de protectoras para darse cuenta de que muchos españoles no dudan en abandonar a sus familiares peludos… De hecho, España sigue siendo líder en abandono animal en Europa con casi 290.000 animales abandonados al año.

Nuestra teoría es que en muchos casos las expectativas de lo que es vivir con un perro o gato que muestran muchas películas y anuncios publicitarios nada tienen que ver con lo que supone cuidar de estos seres vivos durante años. Para nosotras vivir con nuestras perras es una enorme fuente de felicidad diaria, pero eso no quita la gran responsabilidad y esfuerzo que implica que dependan de nosotras por completo. De la importancia de los aspectos psicológicos y emocionales de la convivencia con animales y de muchas otras cosas hemos hablado con Helena Bat, etóloga y psicóloga de animales.

Eres licenciada en Psicología, Máster en Etología Clínica Veterinaria y Bienestar Animal y cuentas tienes conocimientos de Veterinaria. Te defines como etóloga y psicóloga de animales, y cuentas con 25 años de trayectoria profesional, ¿cómo son tus consultas?

A mí me gusta trabajar a domicilio, conocer a las familias y el entorno habitual de los animales. Al llegar observo cómo se acercan a mí los perros o gatos, luego realizo una entrevista para recoger información de su historia desde que llegaron a casa, cuál es su rutina diaria, qué actividades hacen con ellos, cuál es la interacción que tienen con su familia, qué dificultad tienen, etc. En el caso de los perros salimos a la calle a pasear para ver también ese entorno y cómo gestionan situaciones en el exterior. Para terminar acordamos unas pautas que van a ayudar a la familia a modificar la situación.

También ofrezco consulta online para personas que viven fuera y hacemos consulta telemática. Hay otros profesionales de la etología que trabajan exclusivamente online, a mí me gusta más tener un contacto directo con la familia cuando es posible.

¿Te apoyas o recomiendas terapias naturales como la fitoterapia, la aromaterapia o las flores de Bach u otros sistemas florales en tus tratamientos?

Sí, creo que hay que trabajar de forma integrativa, utilizando todas las herramientas de las que dispongamos para ayudar a las familias. Y muchas veces ellas te lo piden o ya han usado alguna. Por ejemplo, en las clínicas veterinarias suelen tener productos denominados nutracéuticos que llevan plantas en su composición, estaríamos hablando en este caso de fitoterapia.

A veces llego a una casa y observo que los animales tienen necesidades que no puedo cubrir y lo que hago es remitir a otras personas que pueden complementar mi trabajo con la familia. Yo soy especialista en etología, pero no en otras terapias y por eso es importante trabajar en equipo, contar con profesionales de diferentes disciplinas que sean de confianza y que entre todas demos un servicio más completo.

Los problemas de comportamiento en perros y gatos son muy variados, pero ¿podrías darnos algún consejo general?

El primer consejo y más importante, es mejor prevenir que curar. Tenemos que informarnos de lo que necesitan los animales, no sirve esto de que toda la vida hemos vivido con gatos y por eso sabemos todo lo que hay que hacer. Hoy en día tenemos toda la información que necesitemos a nuestro alcance, pero tenemos que acudir a fuentes fiables. Cuando un animal llega a nuestra casa lo primero es ir a la clínica veterinaria y asegurarse de que está todo bien. También informarnos de nuestras obligaciones legales, puesto que la normativa va cambiando, por ejemplo, con los seguros de responsabilidad civil, licencias, censo municipal, etc. Por otro lado, si observamos alguna cosa extraña, poder preguntar también en la clínica de confianza, ya sea un tema de comportamiento o de salud. Hacer revisiones periódicas sirve para anticiparnos a la aparición de patologías graves.

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¿Por qué deberíamos usar la palabra “tutor/a” en lugar de “dueño/a” de animales?

Resumiendo te diría que porque no se puede poseer una vida, no podemos ser dueñas de alguien. Podemos ser amigas, compañeras, etc. Hay muchas palabras que definen nuestra relación con seres vivos que no pueden valerse por sí mismos. Por ejemplo, si atendemos a personas mayores, menores o en situación de vulnerabilidad, podemos ser cuidadoras, asistentes, sus figuras de sostén o apoyo. No pensamos que seamos sus guardianas o sus criadas, porque se trata de una relación entre iguales, no hay una persona que domine sobre otra, no existen jerarquías.

En el caso de animales a nuestro cargo, podremos ser las personas responsables, las guías o las tutoras. Igual que ocurre cuando estamos con peques, ya sea porque somos su familia o porque somos profes, como adultas responsables tendremos que coordinar algunos aspectos, por ejemplo, horarios, medidas de seguridad, gestión emocional de las situaciones y de cada individualidad, pero esto no implica que poseamos a quienes están a nuestro cargo. Por lo tanto, no somos dueñas ni amas de nadie, aunque todavía estamos en camino de desterrar estas palabras.

¿Qué opinas de las afirmaciones de que muchas personas humanizan a sus animales?

Cuando alguien dice que humanizamos a los animales, suele ser porque cubrimos sus necesidades, es decir, les llevamos a revisiones veterinarias periódicas, les lavamos si están sucios, les damos comida de buena calidad, no dejamos que pasen frío o calor, etc. Esto para algunas personas es humanizar, para mí es tratar bien a los seres a nuestro cargo. De hecho, es lo mínimo. Que un perro quiera subir a un sofá en lugar de estar en un suelo frío es normal, podemos pedirle que se quede en el suelo y lo va a hacer, pero igual no tiene la temperatura adecuada para su cuerpo. Y esto según la Declaración universal de los derechos de los animales de 1978, es algo que debemos contemplar.

Además, como etóloga, me parece muy importante saber qué necesidades y motivaciones tienen más allá de las evidentes, para poder cubrirlas, es decir qué situaciones les generan placer para poder proporcionárselas, que tengan un ocio saludable, que tengan actividades adaptadas a sus características individuales, estimulación mental y física, entornos seguros, etc. Esto algunas personas lo pueden llamar humanizar, en mi opinión es lo mínimo que debemos ofrecerles.

También se habla de que hay personas que tienen perros o gatos como sustitutos de los hijos o que se centran en los animales para evitar afrontar sus problemas emocionales…

Cada persona es un mundo y puede ser que haya alguna que sí use a los animales como sustitutos de una descendencia propia. En mi caso, nunca he querido tener descendencia biológica, pero he vivido con animales desde que nací. Tampoco tendría inconveniente en estar una temporada sin ser responsable de alguien, proporciona mucha libertad y te quita preocupaciones.

En cuanto a enfocarse en los animales en lugar de afrontar los problemas propios, pues me parece una opción bastante mejor que desarrollar otras conductas como las adicciones, siempre que se trate a estos animales con cuidado y respeto. Por supuesto, que si no estamos bien lo ideal es que solicitemos ayuda, y dentro de nuestras posibilidades, consigamos apoyo psicológico para que nos ayuden a superar las dificultades.

Según tu experiencia, ¿por qué sigue habiendo tanto abandono y maltrato de animales en España?

Porque seguimos entendiendo a los otros animales como objetos de consumo. Esto ocurre a veces también con los peques, hay personas que deciden traer vidas al mundo, pero luego no se cumplen nuestras expectativas y nos vemos desbordadas. Incluso, personas que adoptan seres humanos y desisten de esa adopción, es decir devuelven a los menores. Sería necesario un estudio riguroso para poder analizar todos los factores que nos llevan a esta situación, más allá de decir que no somos responsables, que no somos personas serias, que no asumimos las consecuencias de nuestras decisiones, que no respetamos los sentimientos de otros seres vivos, etc.

Respecto al maltrato es otra cuestión, también habría que realizar un análisis detallado de la situación. Hay distintos tipos de maltrato, por ejemplo el maltrato por omisión, cuando no cubrimos las necesidades básicas de alguien. Esto ocurre mucho en animales pequeños, hámsters, conejos, cobayas, tortugas, peces, aves, etc. Les metemos en recipientes que no cumplen unas condiciones mínimas para su alojamiento, no nos informamos sobre sus cuidados o no les llevamos a revisar a la clínica veterinaria. Por suerte esto va cambiando y cada vez son más las personas que sí se toman en serio la responsabilidad de tener una vida a su cargo y cumplen estos mínimos. Este sería el maltrato por desconocimiento de lo que necesitan los animales.

Por otra parte, está el maltrato activo, en el que ejercemos algún tipo de violencia física o psicológica. A veces no nos damos cuenta de que gritar a alguien no es una herramienta educativa, es lo que hacemos cuando estamos frustradas o enfadadas y lo que conseguimos es que el otro nos tenga miedo, se sienta inseguro con nosotras, que tengamos un vínculo poco sano. Lo mismo si usamos la violencia, desde lo más básico, usar collares de pinchos o eléctricos con los perros, algo que está prohibido, pero se sigue haciendo, hasta golpearles, que también está prohibido evidentemente. Yo pienso que hay personas a las que han educado así, con mucha violencia, y por eso ellas la ejercen, en general serían personas que no están bien emocionalmente y por eso utilizan estas estrategias, no son capaces de razonar para hacer las cosas de manera adecuada.

Lo importante de esto es que tomemos conciencia de lo que ocurre, que si adoptamos, seamos consecuentes y que si vemos cualquier situación que nos parezca sospechosa de maltrato avisemos al teléfono 112 de emergencias. El abandono y el maltrato son delitos en el código penal y podemos dar aviso. No van a pedirnos nuestro nombre, porque no es una denuncia, aunque si queremos también podemos denunciarlo en comisaría.

*Podéis contactar con Helena Bat a través de su web.

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